La segunda década del siglo XXI parece la era de las cervezas artesanas, una cervecería no puede presumir de carta sin un buen catálogo de estas cervezas y quedaría coja si no estuviese bien surtida de marcas locales, en Asturias ya perdí la cuenta de cuantos tipos diferentes puedes llegar a probar.
Competitívamente estas marcas tienen una desventaja importante debido a su forma de elaboración, que obliga a tiradas limitadas y no les queda más remedio que intentar diferenciarse del resto en cuanto a diseño.
Pero muy a mi pesar, generalmente, no van más allá de buscar diseños originales, algunos realmente excelentes, de las etiquetas, que cuando se vuelve regla general deja ya de ser un elemento certéramente diferenciador.
Esto es lo que me pasa cuando voy a tomar algo al Lúpulo Feroz, una de las cervecerías ovetenses con mejor catálogo, y me topo frente a las neveras a rebosar de cervezas con similares botellas y toda una gama de colores, dibujos y tipografías en sus etiquetas, pero que realmente no las diferencia a unas de otras, sino que complica aun más la labor de elección.
Cuando echas un vistazo es difícil que una destaque sobre el resto en tu cerebro sobresaturado de información.
Pero como las excepciones hacen las reglas hoy me he encontrado con una grata sorpresa cervecera en la página de Facebook del Kaisen Sushi Bar, la Red Courtesy Emotional Gastronomic Beer, el nombre ya te deja tieso.
Creo que cumple con todo lo que un diseñador puede esperar: producto inmaculado, redondo, un branding sólido y una gran dosis de “diseño emocional” – lo pongo entre comillas porque otro día ya explicaré que es para mi realmente diseño emocional – que hacen de esta cerveza un producto diferente al resto.
Su propia web ya es una experiencia en si misma que te atrapa para que quieras tener en tu poder esa, aparentemente, exclusiva cerveza.
¿Creéis que pasaría desapercibida ante vuestros ojos en una nevera llena de cervezas como la del Lupulo Feroz? Seguro que no…