Diseñando ciudades

arcologia-1¿Bajo qué criterios se construyen nuestras ciudades? Tal parece que únicamente económicos y políticos, dejando a un lado cuales son las necesidades de sus usuarios, es decir, de sus ciudadanos.
Ésto ocasiona que se gaste dinero del contribuyente en equipamientos o mobiliario urbano que no cumple con estas necesidades y acaban siendo como mínimo infrautilizadas.

Como comenta Nacho Lavernia, el último Premio Nacional de Diseño en una reciente entrevista en El Mundo, para el diseño de las ciudades deberían contar con diseñadores, que doten a estas de una personalidad, que identifiquen cuales son los anhelos, necesidades y frustraciones de sus ciudadanos con el fin de que la ciudad cumpla correctamente su función.

Dentro de nuestra región, Asturias, tenemos casos a patadas para ilustrar las carencias en el diseño urbano, tales como las famosas farolas estilo victoriano de Oviedo, que ni cumplen su función de alumbrado correctamente, ni encajan en la mayoría de barrios donde han sido instaladas y ocupan un gran espacio en las aceras, siendo un grave estorbo para los viandantes.
Sería interesante que la ciudad se identificase por tener un alumbrado eficiente, tener instaladas las farolas que mejor casen con la personalidad de cada barrio, porque ¿de dónde ha salido la idea de que todos los barrios tienen que ser iguales?

En Oviedo, también, son famosas las “Gabinotrampas”, apodo simpático con el que se conoce a las baldosas que se despegan, encharcan y cuando menos te lo esperas las pisas y zas, sorpresa…

Es evidente que un ciudadano de Gijón no va a tener las mismas necesidades en cuanto al uso de una marquesina que los habitantes de París o Kuala Lumpur, aspectos que se pasan por alto cuando se adquieren estos productos de catálogos predefinidos a grandes multinacionales.

Realmente parece que el criterio de selección de una pieza u otra va en función de la publicidad que pueda exhibirse en ella, éso de por si no está mal, aprovechar el mobiliario urbano para generar ingresos vía publicidad, pero no debe perderse la perspectiva de que el mobiliario urbano no deja de ser un servicio publico.

Si traspasamos el debate en torno a la función y la usabilidad del producto para enfocarnos en aspectos puramente económicos me planteo estas preguntas: ¿Que el equipamiento de las ciudades asturianas fuese diseñado y fabricado en Asturias no conllevaría una mejor adaptación a nuestras necesidades que simplemente adquirir un producto del catalogo de una multinacional? ¿No crearía una mejor imagen de marca y dotar de personalidad a la ciudad? ¿No serviría para exportar estos diseños y productos?, en definitiva, ¿No contribuiría a fortalecer la economía de la región?

Por ello se hace necesario una nueva forma de gestión del diseño a la hora de conseguir ciudades más humanas, que de verdad colmen las expectativas y satisfagan las necesidades de sus habitantes, que nos permita conocer lo que realmente quiere la gente, qué necesita, sus anhelos, de las que muchas veces ni ellos mismos son conscientes.

Adrián García Genética Diseño Estratégico @Adrian_Gcia

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